El primer paso en este proceso de VIVIR VIAJANDO

Provengo de una familia que se podría denominar una familia «no viajera». De chiquita mis viajes se resumían en: ir a Manizales (mi ciudad de nacimiento), ir a Cali (ciudad donde pasaba mis navidades) y un par de veces fui a EEUU (pero ni me acuerdo). De vez en cuando hacíamos viajes esporádicos a Villadeleyva al festival de las cometas (mi papá participaba con una cometa gigante). Pero, en resumen, no me crié en el plan de camping y viajes baratos.
Ese «espíritu viajero» salió a flote en la universidad. Me cansé de lo mismo, quería ver cómo era el mundo afuera de mi círculo social. Así que se me metió en la cabeza un intercambio. Le propuse la idea a mi papá, le hice cuentas y su respuesta fue: «muy costoso» y no insistí (me gusta conseguir las cosas yo misma, sin ayuda de nadie, se siente mejor). Me inscribí a unas cuantas becas y no me las gané. Así que, abandoné la idea del intercambio.
Desde ahí sentí que la vida se me fue pasando. Terminé la universidad (con honores, era muy nerda) trabajé mientras estudiaba mis últimos semestres. Luego seguí trabajando. Hasta que un día (bueno en realidad fueron muchos días para darme cuenta) sentí que estaba viviendo por inercia. La rutina me había consumido.
Siempre digo que mi historia no es «odiaba mi trabajo de corbata y por eso renuncié y me fui a viajar por el mundo». Yo trabajaba en la mejor empresa, con la mejor marca (en mercadeo), y con el mejor equipo. Sin embargo mi vida se había vuelto una rutina laboral. Me despertaba, trabajaba (por el sueño de alguien más), llegaba a casa cansada, dormía y luego repetía el proceso. Los fines de semana estaba tan cansada que me los dormía la mitad y la otra mitad me mataba el overthinking (pensadera en español).

Domingo, 6pm, la hora más gris de la semana, una hora que de por sí, genera algo de desasosiego. A esa hora me surgían preguntas como: ¿cuál es mi propósito? ¿por qué estoy ahorrando? ¿cómo quiero que me recuerden? Inclusive, entre tanta pensad era, me alcancé a preguntar: ¿si me muero qué van a decir de mi en el discurso del entierro? (yo sé súper bizarro pero hasta ahí llegaban mis pensamientos). Bueno, se entiende el punto, quería una vida más movida, con un mayor propósito personal.
Desde que le puse propósito a mis ahorros (viajar), se acabaron las angustias de los domingos. Ya trabajaba, no solo porque me gustaba, sino también porque era una escalera para cumplir una meta personal. Se sentía súper bien luchar por algo, nunca lo había hecho, a bueno, y luchar en pareja se siente aún mejor.
Ahora, ¿Por qué viajar? les dije que mi espíritu viajero nació con la idea de un intercambio, idea que murió rápidamente. Años después llegó Ricky a mi vida, y con el llegaron muchas aventuras y se despertó un deseo mutuo por conocer, por viajar. Tanto así que nunca nos hemos regalado (en cumpleaños o navidad) algo material. Siempre los regalos han sido viajes o experiencias.

Este fue entonces, el primer paso del proceso, reconocer lo que quería (viajar) y convertir ese sueño que tenía en una meta, de esta forma pude transformar mis días y mi actitud hacia la vida que estaba llevando. El proceso es lindo, no solo hay que disfrutar cuando se logra algo sino también el camino que tuviste que recorrer para lograrlo.
Isa. Quiero felicitarte por tu blog. Super lindo e interesante y motivador.
Mucha suerte
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Muchas gracias! Un abrazo
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Pertenecemos a unaa generación en el que el mundo es mas mágico por sus costrumbres, culturas, diversidades, en el que el mundo es mas sentido y vibrante en las almas, en el que un paisaje es mas llenador que el dinero, en el que un descubrimiendo llena más que un ascenso, una generación exploratoria y solidaria. Esto que nos muestras es real y fantástico y nos conserva la calma mientras sobrevivimos los días.
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Me encanta este texto que escribes! «un paisaje es más llenador que el dinero» tienes toda la razón! gracias por compartir. Un abrazoo!
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